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Tabla de contenido
¿Qué es la infección por citomegalovirus (CMV)?
El citomegalovirus (CMV) es un virus común que pertenece a la familia de los herpesvirus. Está ampliamente distribuido mundialmente e infecta a personas de todas las edades. En la mayoría de los casos, la infección por CMV es asintomática, y las personas pueden ser portadoras del virus sin presentar síntomas perceptibles. Sin embargo, el virus puede causar graves problemas de salud en ciertas poblaciones, como recién nacidos, personas inmunodeprimidas y mujeres embarazadas. Comprender el virus, su transmisión, síntomas, complicaciones y tratamientos es esencial para controlar eficazmente las infecciones por CMV.
¿Qué es el citomegalovirus (CMV)?
El citomegalovirus (CMV) es un virus que suele permanecer latente en el organismo tras la infección inicial. Pertenece a la familia de los herpesvirus, que incluye otros virus conocidos como el virus del herpes simple (VHS) y el virus de la varicela-zóster (VVZ), causante de la varicela. El CMV comparte muchas similitudes con otros herpesvirus: puede persistir en el organismo durante toda la vida y reactivarse posteriormente, a menudo cuando el sistema inmunitario está debilitado.
El CMV infecta una amplia gama de tejidos corporales, incluidas las glándulas salivales, los ojos, los pulmones, el hígado, los riñones y el tracto gastrointestinal. Una vez que una persona se infecta con CMV, este permanece en su organismo de por vida, generalmente en estado latente. El virus puede reactivarse en ciertas circunstancias, especialmente cuando el sistema inmunitario está comprometido, lo que provoca síntomas nuevos o recurrentes.
¿Cómo se transmite el CMV?
El citomegalovirus se propaga principalmente a través de fluidos corporales. Puede transmitirse por las siguientes vías:
- Contacto directo con fluidos corporales infectados:
- La saliva, la orina, la sangre, la leche materna, el semen y los fluidos vaginales son portadores comunes del CMV.
- Por ejemplo, el CMV se puede transmitir a través de los besos (especialmente en niños y cuidadores que no hayan sido infectados previamente), el contacto sexual, el trasplante de órganos o las transfusiones de sangre.
- De madre a hijo (CMV congénito):
- El CMV puede transmitirse de una mujer embarazada a su feto a través de la placenta, durante el parto o la lactancia. Esto se conoce como CMV congénito y puede tener efectos graves en el recién nacido, como retrasos en el desarrollo, pérdida de audición o problemas de visión.
- Trasplantes de órganos y transfusiones de sangre:
- El CMV puede propagarse a través de trasplantes de órganos, ya que el virus puede transmitirse en los órganos del donante. De igual manera, el virus puede propagarse a través de transfusiones de sangre.
- Contacto personal cercano:
- El CMV se puede transmitir en guarderías, especialmente entre niños pequeños que eliminan el virus en la orina o la saliva.
¿Quién está en riesgo de infección por CMV?
La mayoría de las personas sanas no se ven gravemente afectadas por la infección por CMV, y muchas ni siquiera saben que están infectadas. Sin embargo, el CMV puede causar problemas de salud importantes en los siguientes grupos de personas:
- Lactantes (infección congénita por CMV):
- El CMV puede transmitirse de madre a hijo durante el embarazo (CMV congénito). En algunos casos, el virus no causa síntomas al nacer, pero puede causar problemas de desarrollo o de audición y visión a medida que el niño crece.
- El CMV congénito es la principal causa de pérdida auditiva no genética en los bebés.
- Individuos inmunodeprimidos:
- Las personas con sistemas inmunes debilitados, como aquellos sometidos a quimioterapia, pacientes con VIH/SIDA, receptores de trasplantes de órganos o individuos que toman medicamentos inmunosupresores, son más vulnerables a infecciones graves por CMV.
- En estos individuos, el CMV puede causar daño a los órganos, neumonía, retinitis (inflamación del ojo) y otras complicaciones.
- Mujeres embarazadas:
- Si una mujer embarazada contrae CMV por primera vez durante el embarazo (infección primaria por CMV), existe el riesgo de transmitir el virus al feto. Si bien las infecciones por CMV durante el embarazo son comunes, no todas resultan en una infección congénita. El riesgo de transmisión es mayor si la madre contrae el virus durante el primer trimestre.
- Recién nacidos:
- Los bebés que nacen con CMV pueden experimentar problemas de salud graves, como retraso en el desarrollo, parálisis cerebral, convulsiones, problemas de visión, pérdida de audición y restricción del crecimiento.
Síntomas de la infección por citomegalovirus
En personas sanas, la infección por CMV suele ser leve o asintomática. Cuando aparecen síntomas, estos pueden parecerse a los de otras infecciones virales y pueden incluir:
- Fiebre
- Fatiga
- Ganglios linfáticos inflamados
- Dolor de garganta
- dolores musculares
- Hepatitis (inflamación del hígado)
En la mayoría de las personas, estos síntomas se resuelven por sí solos y no provocan problemas de salud a largo plazo. Sin embargo, en personas inmunodeprimidas, la infección por CMV puede provocar complicaciones más graves y potencialmente mortales.
En los casos de CMV congénito (cuando el bebé se infecta antes del nacimiento), los síntomas pueden ser graves e incluir:
- Ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos)
- Tamaño pequeño al nacer (restricción del crecimiento)
- Microcefalia (cabeza pequeña)
- Pérdida auditiva
- Convulsiones
- Retrasos en el desarrollo
En individuos inmunodeprimidos, el CMV puede provocar complicaciones graves, como:
- Retinitis por CMV: Esta condición puede causar ceguera si no se trata, especialmente en personas con VIH/SIDA.
- Neumonía por CMV: Una infección pulmonar potencialmente mortal que puede ocurrir en receptores de trasplantes de órganos o pacientes con VIH.
- Colitis o esofagitis por CMV: Inflamación de los intestinos o el esófago, que provoca síntomas como dolor abdominal y dificultad para tragar.
Diagnóstico de la infección por CMV
La infección por CMV se puede diagnosticar mediante varios métodos, entre ellos:
- Análisis de sangre:
- La prueba más común para detectar el CMV es un análisis de sangre que mide la presencia de anticuerpos (IgM o IgG) o ADN del CMV mediante PCR (reacción en cadena de la polimerasa). Los anticuerpos IgM indican una infección reciente, mientras que los anticuerpos IgG sugieren una infección previa.
- Cultivos virales:
- El CMV también puede cultivarse en sangre, orina u otros fluidos corporales. Sin embargo, este método requiere tiempo y se utiliza con menos frecuencia en la práctica clínica.
- Pruebas de imagen:
- En casos de retinitis por CMV u otras complicaciones orgánicas, se pueden utilizar pruebas de diagnóstico por imágenes (como un examen ocular o una tomografía computarizada) para identificar el daño causado por el virus.
- Amniocentesis:
- En el caso de las mujeres embarazadas, se puede realizar una amniocentesis (toma de muestra del líquido amniótico) para detectar CMV si existe la preocupación de que el virus se haya transmitido al feto.
Tratamiento de la infección por citomegalovirus
No existe cura para la infección por CMV y, en muchos casos, no es necesario el tratamiento, especialmente en personas sanas. Sin embargo, se pueden utilizar medicamentos antivirales para controlar infecciones graves, sobre todo en pacientes inmunodeprimidos o con CMV congénito.
- Medicamentos antivirales:
- Medicamentos como ganciclovir, valganciclovir, foscarnet y cidofovir se utilizan a menudo para tratar infecciones por CMV, especialmente en individuos inmunodeprimidos.
- Estos medicamentos funcionan inhibiendo la replicación del virus, pero pueden tener efectos secundarios, incluida toxicidad renal.
- Cuidados de apoyo:
- En algunos casos, los cuidados de apoyo (como la hidratación y el control de la fiebre) son suficientes para las infecciones leves.
- Prevención:
- Para mujeres embarazadas: Las mujeres embarazadas pueden tomar precauciones, como lavarse las manos con frecuencia, evitar el contacto con la saliva o la orina de niños pequeños y minimizar la exposición a personas enfermas, para reducir el riesgo de contraer CMV.
- Vacuna contra el CMV: La investigación sobre una vacuna contra el CMV está en curso y una vacuna sería una herramienta potencial para prevenir las infecciones por CMV, particularmente en mujeres embarazadas.
- Monitorización en pacientes inmunodeprimidos:
- A los pacientes inmunodeprimidos, incluidos los receptores de trasplantes de órganos, se les pueden administrar antivirales como medida preventiva para evitar la reactivación del CMV.
Prevención del CMV
Actualmente no existen vacunas disponibles para prevenir la infección por CMV, pero ciertas precauciones pueden reducir el riesgo de transmisión, especialmente en grupos de alto riesgo:
- Buena higiene: Lavarse las manos con regularidad, especialmente después del contacto con fluidos corporales como saliva y orina, puede reducir el riesgo de contraer CMV.
- Prácticas sexuales seguras: El uso de condones puede reducir la probabilidad de transmisión sexual.
- Cribado: En pacientes con trasplante de órganos y VIH, la detección regular del CMV puede ayudar a detectar infecciones de forma temprana y comenzar el tratamiento antiviral antes de que surjan complicaciones.
Conclusión
El citomegalovirus (CMV) es un virus muy extendido que suele causar síntomas leves o asintomáticos en personas sanas, pero que puede provocar complicaciones graves en ciertos grupos, como las personas inmunodeprimidas y los recién nacidos. Si bien no existe cura para el CMV, existen tratamientos antivirales para controlar la infección en pacientes de alto riesgo. La prevención mediante una buena higiene, prácticas sexuales seguras y pruebas de detección en poblaciones vulnerables es crucial. A medida que avanza la investigación sobre vacunas y tratamientos, se espera que se disponga de mejores estrategias para el manejo de la infección por CMV, reduciendo el riesgo de complicaciones y mejorando los resultados para las personas afectadas.
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